Estructura natural


Estructura natural

Las sugerentes formas de la naturaleza llevan millones de años acompa­ñando a los seres humanos. Muchos artistas las han imitado para lograr una estética con todas las garantías. Quieres un baile grácil: imita a un cisne; quieres una música relajante: nada como el sonido de olas y el canto de las ballenas.

Para la estructura de nuestra novela podríamos examinar un arból. Una sola hoja tiene simetría. Unas finas líneas se bifurcan desde un eje central para producir una forma perfecta, diferente en cada arból pero siempre con exquisito equilibrio. El arból, con su tronco central a modo de “columna vertebral”, tenderá siempre a ese equilibrio: por cada rama que genere en un lado, otra le corresponderá en el otro. Y a su vez, las ramas (hasta el más ínfimo ramillete) imitarán la simetria del tronco madre.

En nuestra novela podemos imitar al arból. ¿Un protagonista? Entonces un antagonista. ¿Un amor? Un desamor. ¿Un invierno crudo? Un verano glorioso.

Interioriza la idea de la simetría; medita sobre lo sencillo pero lo práctico que es basar tu estructura en ella. ¿Ya? Pues ahora sólo faltará apuntar que no es la única forma de conseguirlo. Mira la belleza de este cuadro.

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