¿Te lo digo otra vez?
Hoy, en las noticias, el presentador se ha trabado un poco. Para anunciar la vuelta de un programa, que fue un boom en su primera edición, se ha hecho un lío morrocotudo con las palabras y le ha salido algo así como: “Esta noche vuelve el exitoso programa… de éxito”. Nos pasa todos los días, en el lenguaje oral es bastante normal; pero ni te lo puedes permitir si presentas las noticias, ni cuando escribes. Ahí no hay excusa que valga. ¿En literatura está prohibido repetir? ¡Claro que no! Mira la fuerza de esta frase: Ella odiaba su vida. Odiaba esperar, odiaba temer, odiaba esconderse, odiaba su destino y odiaba sentir tanto rencor.En esta frase, usamos el recurso de la reiteración del verbo para subrayar la desesperación del personaje, su conflicto interno, su hastío. Pero debemos saber que lo estamos usando y por qué; cuando es por mero descuido, posiblemente nos quede, como poco, feo. Observa estos dos textos como ejemplos. Hemos utilizado un programa informático que colorea las palabras repetidas. El primer texto es el comienzo de Don Quijote de la Mancha; las repeticiones son en su mayoría artículos y preposiciones. El segundo texto es la redacción de un niño en la que vemos innecesarias repeticiones de sustantivos, verbos, frases completas…
En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero
acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca
que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún
palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo, los días de entre semana se honraba con su vellori de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo
de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera.
Don Quijote es una novela acerca de un hombre llamado Don Quijote que es un hombre bastante
viejo y vive en España. En España en esos tiempos muchos hombres leían novelas que eran de aventuras, porque a los hombres viejos les
gustan las novelas
de aventuras. Don Quijote lee
tantas novelas
de aventuras, que las novelas se le meten en la cabeza y el hombre se vuelve loco
y cree que vive dentro de una aventura en una novela. A mí me gusta la parte graciosa y me gusta cómo cuenta las cosas, aunque a
veces cuenta
las cosas de una forma muy
complicada porque las novelas de aventuras de ahora no son como las novelas de aventuras de antes. Son más rápidas ahora y son
más de acción y son más para gente joven y son más ligeras.
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¿Te lo digo otra vez?
Tú, escribe
T
ú, escribe
No desesperes. Tu carrera como autor de novelas puede resurgir en un instante. En 1956 una joven escritora que trabajaba en unas aerolíneas recibió una nota de unos amigos: “No vas a necesitar trabajar durante el próximo año, así que, escribe lo que quieras. Feliz Navidad”. La nota venía acompañada de un cheque por valor de un año de sueldo. La autora era Harper Lee; la novela que escribió, “Matar a un ruiseñor”; las ventas, 30 millones de ejemplares; la película, 3 Oscars; la moraleja: nunca pierdas la esperanza. Hay una novela maravillosa dentro de ti; estamos buscando la manera de que llegue a publicarse. |
Boca abajo
Boca abajo
El chiste con el que comenzamos este ciclo se basa en un recurso cómico muy común: La inversión. Nos sorprende al final porque le da la vuelta a la historia. Hoy utilizaremos la inversión en un ejercicio distinto: pervertir la trama de una novela que conozcamos bien para buscar nuevas creaciones literarias. Podemos empezar, por ejemplo, con Harry Potter, que seguro que conocemos todos (aunque no la hayas leído, a no ser que vivas en medio de la selva, sabes de qué va) Primero, describimos la obra lo más escuetamente posible: Un niño descubre que sus difuntos padres eran magos y tiene que ir a una escuela muy especial a aprender magia. El segundo paso es identificar qué palabras tienen un antónimo obvio. En nuestro caso señalamos éstas: Un niño descubre que sus difuntos padres eran magos y tiene que ir a una escuela muy especial a aprender magia. El tercer paso es nuestro preferido: lúdico, divertido y creativo. Vamos a realizar tres versiones de nuestra frase cambiando, cada vez, una de las palabras marcadas, por su antónimo. Veamos qué posibilidades argumentales descubrimos en cada una. Primer cambio: Una niña descubre que sus difuntos padres eran magos y tiene que ir a una escuela muy especial a aprender magia. No está mal, Henrietta Potter; pero no nos estamos alejando demasiado del original, donde Hermione ya tenía, más o menos, ese papel. Segundo cambio: Un niño descubre que sus futuros hijos serán magos y tiene que ir a una escuela muy especial a aprender magia. Para que cuadrara hemos variado más palabras y un tiempo verbal. No pasa nada, no hay reglas fijas, tómatelo como un ejercicio divertido de creatividad. Déjate llevar. Las alternativas son infinitas. Pongamos que decidimos que un hombre descubre que sus hijos son magos. Pero ¿un adulto asistiendo a la escuela? ¿Por qué no?, puede ser un profesor. Eso girará nuestra tercera palabra: Un hombre descubre que sus hijos son magos y tiene que ir a una escuela muy especial a enseñar magia. No tiene problemas para lograr que lo contraten porque, claro, si sus hijos son magos, lo lógico es que él también lo sea. El personaje nos puede dar muchísimo juego: de profesor de magia sin tener ni la más remota idea. ¡Quiero leer esa novela! Ahora prúebalo con otras. Crepúsculo: Una chica conoce a un chico que es vampiro, él no quiere acercarse a ella por temor a transformarla. Love Story: Un chico conoce a una chica. Él es rico, ella pobre. Sus padres no aceptan la relación. Ella enferma y muere. Padre e hijo se reconcilian. |
¿Cuál es la diferencia?
¿
Cuál es la diferencia?
Ayer comenzamos con este chiste: Un señor entra en la consulta del médico que le pregunta qué le pasa. Como toda respuesta se quita el sombrero y el médico se queda con la boca abierta cuando ve que en el cráneo le está creciendo una rana. "Vaya, qué extraordinario caso", le dice el facultativo. "¿Cuáles fueron los primeros síntomas?" Y la rana responde “La cosa empezó cuando me salió un grano en el culo, y…¡ya ve!"Un chiste es una historia es sí mismo; podríamos decir que es la mínima expresión de una novela. Un relato corto pero completo, con la ventaja añadida de que sólo necesitamos unos segundos para contarlo y averiguar si funciona (ergo, si lo hemos hecho bien). Existen muchas técnicas de creatividad narrativa para elaborar chistes; una vez aprendes una, ya puedes fabricar docenas de chistes de similar estructura. Esas mismas técnicas son una herramienta muy útil para planificar tramas y escribir novelas. ¿Diseccionamos una? Por ejemplo, del tipo: ¿Cuál es la diferencia entre una soprano y una ballena. Una es enorme y suele salpicar cuando nada, y la otra es un cetáceo que vive en el mar.¿Por qué es gracioso? Porque sorprende, porque pillamos desprevenido al público. Decimos que las sopranos son enormes (gordas, vamos), pero lo hacemos con un giro. Primero parece que describimos una ballena: gigantésca y que salpica al nadar; después rematamos con una descripción que sólo puede aplicarse a la ballena: un cetáceo que vive en el mar. Cambiamos la perspectiva arrojando el insulto directamente a las carnes de la cantante. La estructura, pues, sería algo así: ¿Cuál es la diferencia entre A y B? Una es la descripción que parece definir a B, pero que sería un insulto para A, y la otra es la descripción que sólo se puede referir a B. Ahora podemos fabricar chistes con esta estructura (o mini novelas), en serie. No es un método demasiado ortodoxo para planificar una novela en serio, pero practicando con estos ejercicios tendremos la mente entrenada y eso, a las musas de la inspiración, les encanta. Primero escogemos la víctima de nuestro chiste, a la que llamaremos A. Por poner un ejemplo: los políticos. ¿Con qué calificativo les podemos insultar? Hombre, a poco que estemos al corriente de las noticias, “ladrones” podría ser un adjetivo apetecible. Ahora necesitamos a B, y tendría que ser algo que se idenfique con nuestro insulto. ¿Qué tal la mafia? Excelente. Ya tenemos el principio del chiste: ¿Cuál es la diferencia entre un pólitico y un mafioso?Ahora necesitamos la descripción que parece definir a B, mafioso, pero que en realidad utilizaremos para insultar a los políticos: Uno es un miembro de una organización que se dedica al robo y la extorsión.Y rematamos con la descripción que sólo puede identificar a B: Y el otro es de la Cosa Nostra.El chiste entero queda así: ¿Cuál es la diferencia entre un pólitico y un mafioso? Uno es un miembro de una organización que se dedica al robo y la extorsión, y el otro es de la Cosa Nostra.Os vamos a poner deberes que esperamos dejéis en comentarios. Un chiste burlándose de la comida inglesa. A=comida inglesa, B= una piedra. Tienes que buscar el resto. Un chiste burlándose de los de La Tuna. A=La Tuna. Aquí te falta B, las definiciones y el remate. ¡Suerte! |
Que no te salga rana
Que no te salga rana
Un señor entra en la consulta del médico que le pregunta qué le pasa. Como toda respuesta se quita el sombrero y el médico se queda con la boca abierta cuando ve que en el cráneo le está creciendo una rana. "Vaya, qué extraordinario caso", le dice el facultativo. "¿Cuáles fueron los primeros síntomas?" Y la rana responde “La cosa empezó cuando me salió un grano en el culo, y…¡ya ve!”.En los próximos días analizaremos algunos aspectos creativos relativos a este chiste; hoy nos contentamos con una reflexión. ¿Conocías el chiste? Puede que no, y no es porque sea nuevo. Todo lo contrario, es un chiste bastante viejo; tan viejo que se ha dejado de contar y se ha recuperado ya varias veces. A un miembro del equipo de Soncritores se lo contó su abuelo en los años 60. Pasa lo mismo con la moda, que vuelve a ponerse de actualidad de vez en cuando. Si buscas ideas para una novela no descartes buscar inspiración en temáticas que estuvieron de moda en el pasado. Desde el éxito de la serie “Crepúsculo” hay una enorme cantidad de variantes del concepto vampiro: Chica conoce vampiro, chico conoce vampira, único humano en un mundo de vampiros; cualquier variante que puedas imaginar, es más que probable que ya se haya trabajado. Stephenie Meyer no encontró la idea para su serie buscando un nuevo enfoque sobre las novelas del momento. Cuando ella estaba escribiendo sobre vampiros y hombres lobo, las librerías estaban llenas de Harry Potter y magos varios. Sin embargo ella se inspiró en leyendas mucho más lejanas. Anne Rice publicó “Entrevista con el vampiro” en 1976, "Drácula", de Bram Stoker se remonta a 1897. Vamos, que mejor es desempolvar viejas historias que nos sirvan de base, de germen, que utilizar lo que está en este momento de moda, porque nos arriesgamos a desarrollar la misma idea que docenas de otros autores y presentar un manuscrito a un agente que cuando lo vea, lo rechazará por estar demasiado manido. La primera conversación telefónica con nuestra actual agente literaria fue: –Tengo un manuscrito…Además, esta fuente de inspiración es una auténtica delicia: Sherlock Holmes, Tarzan, Don Quijote, Robinson Crusoe, David Copperfield, Spartacus, Ben Hur, El Rey Arturo, El Cid, Romeo y Julieta, Phineas Fogg, Lassie, Miguel Strogoff, Doctor Doolittle, Macbeth, Julio Cesár, Unicornios, Merlin, Peter Pan, Pinocchio, Scarlet O’Hara, Nostradamus, Skippy, Moll Flanders, Capitán Nemo, Heidi… |
¡Córcholis, me quieren matar!
¡Córcholis, me quieren matar!
Ayer hablamos de la página web shitsenders.com. El mensaje era “ser siempre amable y cortés en tu correspondencia con agentes y editoriales”. Hoy utilizamos la misma empresa, shitsenders (los que enviamos mierda) para una reflexión de otra naturaleza. Esta empresa tiene dos páginas: Shitsenders y Poopsenders. Poop es una manera más fina de decir mierda. Hay personas en EE.UU. a las que les ofende esa palabra, así que la empresa decidió cubrir todas las posibilidades. En tu novela no puedes hacer eso. Se imprimirá con el vocabulario que tú hayas elegido. Y las opciones para esa elección son casi infinitas. Las palabrotas existen. En ciertas circunstancias se utilizan. Si las extirpamos de nuestros diálogos, es posible que nos queden irreales y hasta cursis. Si un personaje se de se da un martillazo y se destroza un dedo, no puede decir “vaya, qué molestia”. Si todo nuestro relato está saturado de lenguaje soez, salvo excepciones (por ejemplo, que la temática lo requiera), molestará por innecesario. La decisión es tuya. Decide la interjección mas cursi y la palabrota más fuerte que quieras y realiza este ejercicio. Prepara una lista de personajes. Para cada uno, según su personalidad, describe su modo de expresar irritación leve, molestía y enfado María, 50 años, un poco beata.Puedes seguir con este ejercicio con más expresiones y más situaciones. Lograrás que tus personajes tengan voz propia. Igual que en la vida real, al oír una frase pensarás “eso es típico de Pedro”. Este es un ejercicio para que encuentres tus propios recursos. La escritura no puede ser una acción encorsetada, ni limitada, pero cuanto más preparados estemos, mejor. Igual que un atleta: cuanto más ejercicio haga antes de las olimpiadas, más posibilidades tendrá de conseguir medalla. |
La respuesta lógica a un rechazo
La respuesta
Hemos descubierto una página web bastante curiosa: shitsenders.com. Por muy flojo que sea nuestro inglés, lo de “shit” es inconfundible. No confundir con ‘sit’ que suena similar pero significa sentarse (aunque, bien pensado, shit es un producto que fabricamos sentados). Shitsenders ofrece un servicio sumamente útil: enviar excremento a la persona que tú quieras. Puede ser de vaca, elefante o gorila, y se presenta en paquetes de litro, o de casi cuatro. Los destinatarios estrella son los típicos vecinos que nunca recogen los apestosos detritos que dejan sus mascotas. Nosotros, como escritores en potencia, hemos pensado enseguida que la próxima carta de rechazo de una editorial o agente podrá tener una respuesta contundente. Si una imagen vale más que mil palabras, ¡un cagallón por correo, no veas! ¡Para!, ¡para!, ¡para! ¿Nos hemos vuelto locos? ¡Qué idea más insensata! Quién sabe si el día de mañana volverás a topar con el destinatario de tu escatológico regalo en otra editorial, otra agencia o en una firma de libros. Sería una locura hacer un envio así, y no por un tema de cantidad. Ni el paquete de cuatro litros, ni el de litro. Sin embargo todos tenemos la tentación de enviar una dosis homeopática, una tan pequeña que creemos que apenas se va a notar. Nos referimos al comentario sarcástico, a la carta de agradecimiento con una crítica soterrada. “Siento que hayas rechazado un manuscrito que ha gustado a muchas personas con muy buen criterio”.No enviarías un bidón de excremento, ni un litro, ni un tarrito, pero ¿estas caquitas de rencor, sí? Si quieres enviar una nota de respuesta a un rechazo, que sea breve y con un único propósito: que el destinatario piense “no me convenció su manuscrito pero me cae bien”. |
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