Cuélgalo en la
red
La autopublicación no es nuestra opción preferida. Preferimos, cómo no, que nos publique Destino, Editorial SM o Montena y ver nuestra novela en grandes almacenes y librerías. Sin embargo, la tenemos colgada en la red. ¿Dónde la puedes ver? No puedes. Utilizamos esta vía como sistema de copia de seguridad. Enviamos a una cuenta de gmail (o hotmail o yahoo) una copia como adjunto. Si mañana falla el ordenador y la copia de seguridad, sólo tenemos que ir a un cíber café, abrir el mail y descargar el documento. Si se incendia tu casa este verano cuando estés en la playa, ¿tendrías todo lo que has escrito? |
Cuélgalo en la red
Sentando cátedra
Sentando cátedra
Una catedral nos transmite su mensaje místico a través de los cinco sentidos, vista, olfato, oído, tacto y gusto. Nos atrapa tanto su arquitectura imponente, como los sugerentes claroscuros en los que juegan esos rayos de luz proyectados por unas ventanas tan altas que no nos queda más remedio que mirar hacia arriba, como en gesto de súplica. Y cuando el aroma del incienso invade nuestras fosas nasales mientras unos cantos gregorianos suenan solemnes, nos vemos sumergidos en un ambiente casi irreal. Somos conscientes de que esa madera que acariciamos, también la sintieron las manos de los antiguos cruzados. Y aquellos que reciben sobre su lengua el cuerpo de Cristo vuelven a esos bancos de madera con la emoción viva del creyente. Quiero aprender algo de ese ataque frontal a los sentidos. Intentaré hacer lo mismo con una descripción. Juan abrió la puerta. Era alto, musculoso y rubio (VISTA). Olía al perfume Old Spice, que me recordaba a mi padre (OLFATO). Empezó a hablar y su voz era ronca, de recién despertado (OÍDO). Me dio la mano y noté los callos de años de trabajo en el campo (TACTO). Inconscientemente, me lamí el labio inferior y me excitó el sabor salado de mi propio sudor (GUSTO).Bravo. Lo he hecho todo, pero el lector no está analizando nuestra técnica. No llegará al final del párrafo pensando, “Vaya maravilla. Ha utilizado los cinco sentidos para captar mi atención”. Con suerte nuestro querido lector no se saltará tan pesada y fea descripción, pero que le hayamos emocionado, seguro que no. La intención era buena, la ejecución, no. Vamos a pulirlo. Con un chirrido se abrió la vieja puerta, apareció la cabeza de Juan secando su rubio cabello con una toalla.Hemos bajado de sesenta palabras a veinte. El chirrido se oye, sabemos la pinta de Juan, melena rubia, huele a recién duchado. Queda a la imaginación del lector si está desnudo o no. Hemos hecho algo de trampa porque no hacemos referencia ni al tacto ni al gusto, pero tal como nos abre la puerta Juan, no nos extrañaría que llegarán más pronto que tarde. |
Puedes ser un escritor excepcional
Puedes ser un escritor excepcional
Toda norma de escritura que leas aquí, o en cualquier manual, taller o blog sobre escritura, tiene sus excepciones. Y éstas pueden ser un trampolín a la creatividad. Ejemplo: “Debes entregar tu manuscrito libre de fallos de ortografía”. Excepción: Un personaje principal que tiene dislexia. Todas sus intervenciones en diálogo están plagadas de errores. Comentario: “¡¡Qeu idea msa buena!!” Ejemplo: “Tus personajes pueden mentir, equivocarse, ofender. Tú no”. Excepción: Una novela relatada en primera persona donde el personaje principal y por tanto narrador, es un mentiroso compulsivo. Comentario: No nos lo hemos inventado nosotros. Ya se ha hecho (o te mentimos para quedarnos con la idea). Ejemplo: ¿? Excepción: ¿? Comentario: ¿? |
Un fiel reflejo
Un fiel reflejo
Cuando conseguimos escribir unos diálogos convincentes, decimos que son un fiel reflejo de la realidad. Creemos que son auténticos, reconocibles, que son tal cual los oímos en nuestro día a día. ¿Fiel reflejo? Mira la foto que acompaña al artículo. Lo que se ve en el espejo no es idéntico. La novela está boca abajo y al revés. Es pura ilusión que la persona zurda que se peina con la raya al otro lado y nos mira a través del espejo sea idéntica a nosotros. Los diálogos de nuestra novela son (y deben ser) una versión pulida de la desastrosa realidad de la cháchara cotidiana. Si no estás convencido, graba una conversación en tu móvil y transcríbela, palabra por palabra. Aquí está nuestro primer intento, una pareja en el tren. –Bueno, sí, ya sabes, eeeh, queee, se lo dije, eeh, a la de la panadería; bueno, no, donde compramos el pan ¿te acuerdas no?¡Toma realismo! Entonces, ¿cómo aprendemos a escribir un diálogo creíble? De la misma forma que aprenderíamos a imitar bien a Julio Iglesias. Y no es fijándonos mucho en Julio, sino estudiando a un buen imitador del cantante. Ese profesional ya tiene pillados sus tics, sus inflexiones más características y esos gestos que harán que el público reconozca la caricatura. Estudia cómo organizan y llevan a la práctica sus diálogos los novelistas que más admires, porque ellos son los auténticos maestros de plasmar ese no tan fiel reflejo de la realidad. |
La sonrisa de Mona Lisa
La sonrisa de Mona Lisa
¿Conoces el famoso cuadro de Leonardo da Vinci, La Mona Lisa? ¿La conoces bien? Seguro que sí. Ahora una pregunta. ¿Qué hay detrás de ella? ¿Está dentro de una casa? ¿Está en el campo? Si está en una casa, ¿cuántos cuadros hay en la pared? Si está en el campo, ¿cuántos castillos hay en la colina? Yo tuve que volver a mirarlo, no lo recordaba. Son detalles en los que no te fijas, pero si esa figura tan conocida te la pusieran de repente delante de un lienzo en blanco, inacabado, lo notarías enseguida. En las novelas ocurre lo mismo. Hay mil detalles que el lector no va a recordar, pero si el relato carece de ellos o están mal ejecutados, lo notará. Un escritor, cuando lee, se fija en esas particularidades para aprender. Vamos a empezar a hacerlo. Piensa en tus cinco novelas favoritas. Ahora, sin consultar, ¿están escritas en primera, segunda o tercera persona? Primera persona sería “Hola soy Harry Potter, voy a un colegio para magos”. Segunda persona sería “No lo sabes, pero eres hijo de magos. Te llevarán a una escuela mágica”. Tercera persona sería “Un día un niño llamado Harry descubrió que era hijo de magos, y futuro mago”. Ahora sin mirar, ¿mis tres ejemplos usaron tiempo pasado o presente? Ay, cuando pasas de lector a escritor tienes que fijarte absolutamente en todo. Igual que Leonardo que pintó, no sólo la figura principal, sino también la cuidad de Bobbio que se ve detrás de la sonrisa de la Mona Lisa. |
Mr Spielberg, my mother can do your next film
Dear Mr Spielberg, My mother can do your next film El primer consejo que se da a una persona que quiere escribir suele ser “para escribir, hay que leer mucho”. Estamos totalmente de acuerdo, pero de ninguna forma es suficiente. Para ser un buen director de cine un consejo similar sería “hace falta ver muchas películas”. No sabemos mucho del séptimo arte, pero nos dicen que es verdad. Pues mi madre ha visto miles de películas. Está todo el día delante del televisor y no por eso está cualificada para reemplazar a Stephen Spielberg si se pone enfermo dos días antes de su próximo proyecto. Para escribir bien hace falta mucho más que leer, y sobre todo depende de cómo se lee. Hemos preparado unos artículos sobre cómo aprender técnicas de escritura mientras lees. Si estás interesado, deja una nota en comentarios. |
Palabras encontradas
Palabras encontradas
Coge un libro y ábrelo por una página al azar. Escoge la primera palabra de más de cuatro letras que aparezca. Repite el proceso en las siguientes dos páginas. Con esas tres palabras (y algunas más) construye dos frases. La primera debe ser la frase más escueta y directa que puedas formar. La segunda intenta ser creativo, aléjate del significado más obvio que sugiera el vocabulario que te ha tocado. Un ejemplo.Prueba con estas tres palabras: bosque, árbol, peligro. Luego busca otras tres palabras con el sistema que comentamos arriba o como tú quieras y repite el ejercicio con ellas. |
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