Una lectura pausada para el domingo


Una lectura pausada para el domingo

Voy a leer una novela.

Al acabar cada capítulo pararé un par de minutos y pondré por escrito tres ideas de cómo podría seguir. Si el primer capítulo cuenta cómo se conocen dos personas en un tren, escribiré 1) Accidente de tren, él la salva a ella 2) Charlan amablemente 3) Al llegar a su destino bajan al andén y los dos piden un taxi para ir al mismo castillo.

Mi idea es intentar, poco a poco, mimetizar el estilo del autor, absorber su forma de crear una trama, su estilo. ¿Cómo sabré si lo estoy consiguiendo? Fácil; cuando esté llegando al final de la novela, una de mis tres ideas deberá coincidir, más o menos, con la que el autor escribió y, las otras dos… bien, esas me las guardo para mí. Ideas frescas para mis novelas. Si no consigo adivinar las intenciones del autor tampoco pasa nada: tendré tres ideas originales para mí en lugar de dos. Todo son ventajas.

Si practico lo suficiente este ejercicio podré desterrar de mi imaginario cotidiano el típico “He llegado al final de un cápitulo y estoy bloqueado, no sé cómo seguir”, y lo podré sustituir por un más esperanzador y constructivo “Estoy empezando un nuevo capítulo y tengo que decidir cuál de mis tres ideas utilizar.”

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